En un espacio no creado, de un
punto adimensional y atemporal, con una energía infinita, nació allá por el trece mil
setencientos millones de años a.C. un universo, un "big-bang" de energía que explosionó llenando el
vacio de espacio, creando el tiempo y que sigue creciendo por su carácter genético
inicial. Como una copia de ese nacimiento cósmico, así es un sueño para mi,
como mi Universo creado y nacido por una idea. Y como se postula hoy en las teorías
cosmológicas y física teórica, se producen infinitos nacimientos de universos
al instante, al igual que se esfuman al momento por que sus ecuaciones de vida
con las que nacieron no son capaces de sostenerlo. Las ideas que tenemos en nuestra mente
suelen seguir el mismo camino, muchas solo son destellos esporádicos que no
adoptan forma de pequeños universos por qué no se sostienen en parámetros en
los que nuestra mente sea capaz de alimentarlas. Quien sabe si, al igual que
las ideas que derivan en sueños y se entrelazan en secuencias temporales, los multiuniversos se puedan comunicar. Me
gustaría hacer un pequeño apunte basado en la física y una de las condiciones
básicas de nuestro universo físico, la Sra. Entropia. Debo dar las gracias por
que es mi coartada perfecta en la que baso mi argumento de como mi grado de desorden aumenta
sin posibilidad de regresión, por mucho que se empeñen los de mi alrededor. Parece un comentario humorístico, pero gracias a la entropia, en nuestro universo aumenta el desorden. O lo que es lo mismo, en nuestro espíritu, la energía evoluciona liberándose de lo fútil, filtrando las impurezas para ir llegando a su esencia. Suena paradójico, que de una energia pura, ordenada e incorrupta, se vaya derivando hacia un estado energético que pareceria desordenado pero que tiene la bipolaridad de ese mismo efecto de degradación que podemos considerer negativo, sea la mayor virtud al alcanzar la esencia.
No sabía muy bien como definir un
sueño. Así que me detuve a destripar sus
fases. Esa primigenia idea que formulan mis neuronas a raíz de una energía ínfima.
Esta idea, se inflaciona (para que vean los economistas que la inflación fue la
primera medida económica que se adoptó), como lo hizo el Universo en el tiempo
de Planch, generando mas pensamientos, retroalimentada por energía que proviene
de la misma idea y la segregación de endorfinas a las que me hago adicto,
generando un marco espacio-temporal que no existía antes. Mi sueño se convierte
en un pequeño universo, mi Universo, que es completamente diferente a otro
nacido de otra idea y que crece sin mesura a medida que el tiempo y la energía
invertida aumentan. Quizás, en ocasiones paralelos, en ocasiones conectados por
los famosos agujeros de gusano que deforman sus temporalidades, viajando entre
ambos con un solo clic de sensaciones de mi mente. Mi materia gris, al igual
que la oscura del Universo, deforma los espacios creados para que cada vez mas
factores entren en la composición de las ecuaciones por las que se regirá mi
sueño.
Me daba miedo antes de comenzar a
escribir este capítulo, quizás el mas complicado, por qué quiero dejar sentadas
las ecuaciones fundamentales y la esencia de mi sueño. Después se rellenará de
datos, de anécdotas, de momentos vividos y por vivir. Pero transmitir
claramente todos los aromas, sabores y sonidos de mi sueño es lo que mas me
preocupa y me entraña mas dificultad. No
pretendo ilusionar con mi sueño a nadie, solo que quien tenga alguno, igual,
parecido o diametralmente opuesto, se vea reflejado en los sentimientos que
provocan, el torrente de emociones que despiertan en nuestra mente,
habitualmente gozosos. Yo al menos para ello sueño, para mi bienestar.
Desde muy niño siempre me he
sentido atraído por el mar. Guardo un sueño, de esos que los produce el
subconsciente mientras dormimos, de cuando tendría unos 6 o 7 años. Disfrute de
una sensación de felicidad plena y que sucedía en un lugar geográfico muy
concreto, junto a una playa y con un escenario dentro del mar. El sitio no es
relevante, era la playa donde nos llevaba mi padre de pesca, junto a la
desembocadura de un rio, separados por una larga escollera de grandes bloques
de piedra caliza que acompañaba al rio hasta el interior del mar. Por aquellos
tiempos lo que mas me gustaba era estar con mis padres, mi hermano y abuelos,
pescando en el rio o en el mar, ataviados de la correspondiente nevera y
tuppers que por aquellos tiempos recibía el diluviano nombre de fiambrera. Todo
eso, junto al mar y una invitada al sueño, la niña que por aquel entonces me
gustaba y a la que amaba como se encargaban de enseñar las películas de
aventureros holiwoodienes, estaban situados en perfecta conjunción en ese
sueño. Volví a tener un sueño similiar mas tarde pero no de tanta intensidad de
felicidad plena. Es un recuerdo y
sensaciones que tan solo con rememorar, aunque desgastado su sabor, aún
recupero parte de su esencia. Ese sueño me lo regaló mi otro yo latente, quizás
por que yo antes había creado y alimentado mis sueños por separado. Él se
encargó de conectar esos diferentes universos en uno solo, en un solo instante
de temporalidad. Me devolvió toda la energía en forma de bienestar en un sueño
inconsciente, tal y como yo hacia nacer mis ideas que después convertía en
pequeños mundos. Se cerraban los ciclos, sin saber cual es el principio ni el
final, tal y como promulgan las nuevas teorías astrofísicas, un tiempo sin
principio ni final. Por cierto, aún veo de vez en cuando a esa muchacha, es
mas, hasta la saludo y abrazo en ocasiones, realizando viajes en el tiempo, al
de mi niñez, rompiendo un principio básico de universo, la velocidad de la luz.
En un instante regreso a cuarenta años luz, mientras que los fotones mas
entrenados ni soñarían con esa velocidad.
Pero estos sueños caprichosos que
en ocasiones nos regala nuestro yo dormido no son el motivo de mi relato. Yo
quiero mostrar el nacimiento y crecimiento de mi sueño, con sus fases y
evoluciones. Así que partiendo de mi atracción hacia el mar, la hipnotización
que me produce y el deseo de estar dentro de él, es desde donde hace mucho
tiempo se ha ido forjando esa ambición. Así que para transmitir todo ese mundo
de sensaciones, mi Universo de anhelos y metas, creo que la mejor manera que se
me ocurre es reducirlo a la mínima expresión. Si fuese un académico formal
podría basarme en un procedimiento ancestral de los pensadores antiguos, la
reducción al absurdo. Pero me da miedo que se pueda entender que imaginar y soñar
sea un absurdo, así que haré una reducción culinaria, tan de moda en estos
tiempos. Además me vendrá muy bien para, si en futuros capítulos mi mente
alimenta una nueva idea, que seguro que lo haré, nacida dentro del Universo que he creado, como
pescar un túnido y cocinarlo. Ya estamos creando las galaxias, una vez enfriada
nuestra mente y pasado el tiempo primigenio de inflación.
Continuará el capítulo uno….no se me desespere, escribo por placer, para contar lo que siento y como me siento y solo si me apetece.